Casualmente en el cine [Carlo]

Es un viernes por la noche, y no hace viento excesivo. Estoy en mi salón sentado en mi sillón como de costumbre ojeando una serie de documentos cuando alguien toca a la puerta del gran salón. Alzo la vista un segundo para observar quien era. Era mi primo menor Leo, era el hijo del tio Benetto, y desde que era pequeño le había protegido en la escuela y en la calle; ahora tiene unos diecisiete años, ya es todo un hombre, no debería tardar en entrar en la familia. Me quito el puro de la boca a tiempo para hablar.

-¡Leo! Pasa, pasa muchacho, no te quedes en la puerta.- Digo con confianza al joven.

EL joven da apenas un paso y me habla con mucho respeto.

-Carlo, he quedado con una amiga para ir a ver una película, y había pensado que podrías acercarme al cine en coche.- Dice el joven con modestia.

-¿No puede acercarte Gio?, el suele salir mucho por allí a ligar.- Digo mientras vuelvo a mirar los documentos de la mesa, demostrando cierta indiferencia.

Leo se acerca unos pasos mas, quedandose cerca de cuatro pasos de mi escritorio.

-Gio no ha venido desde ayer. Salió por la noche y ya sabes como es él, siempre tarda en regresar.- Dice Leo con cierta confidencialidad.

-Gio... Tiene suerte de ser mi hermano. Bueno, esta claro que no podemos hacer esperar a tu chica. Ya acabaré esto cuando regrese, hacía mucho tiempo que no íbamos a ningún sitio.-Digo con una sonrisa, aún con el puro en la boca, al tiempo que me levanto del sillón.

Me acerco y me pongo la chaqueta encima de la camisa y el sombrero, que estaban ambos apoyados en un sillón cercano y me acerqué al joven que ya estaba preparado. Salimos de la estancia y nos metimos en el coche que estaba en la puerta de la mansión.

Al parecer, la novia de mi primo era de alta cuna, una persona influyente que se había encandilado de Leo, de modo que quedaron en un gran cine de la zona alta. No solía ir por allí, me aburría tanta parafernalia. Llegamos al cine y bajamos del coche; ponía un enorme cartel donde ponía "Noche de época: El Padrino". Había visto El Padrino muchas veces pero y siempre la había adorado, el ambiente musical que Nino Rota crea es una delicia.

Comenzamos a andar hacia el cine mientras hablabamos de forma casual. Nos acercabamos al tenderete donde se vendían las entradas.

-Te va a encantar esta película, muestra muchos de los principios ideológicos que tu padre y el mío...-Se me cortó la frase pues conforme andabamos, con al enérgica conversación, no vi a una joven con la que choque. Sus cosa se calleron al suelo.- No señorina, disculpeme a mi.- Digo mientras me agacho y le ayudo a recoger sus cosas rápidamente.

Cuando ya he terminado de ayudarla me presento cortesmente.
-Mi nombre es Carlo, y este de aquí es Leo.- Dije señalando a mi primo con el dedo hacia atrás.

Me giré pero cuando me giré Leo ya no estaba, miré mejor estrañado y a cinco pasos de donde estabamos antes estaban dos jovenes besandose enérgicamente presa de una pasión algo prohibida. Uno de ellos era mi Leo, y la otra una joven rubia muy bien vestida. Me giro de nuevo hacia la joven.

-Bueno, mi deber de primo mayor a terminado.- Digo con una sonrisa jovial de resignación. Me acerco a la joven mientras miro hacia arriba el cartel de la entrada.-El Padrino... ¿la ha visto? Dicen que esta muy bien.- Digo a la joven con normalidad, ajeno ya a Leo, al cual dejaría su propio espacio durante el resto de la noche.

Interesante, muy interesante resulta esta joven, al parecer no se había molestado por haberle hablado, muchas personas de la zona alta se molestaban cuando gente de menor rango se dirigía a ellos.

Es comprensible que no le guste que le hable de usted, en la época que estamos y en la edad que ambos tenemos no es natural, pero un pequeño reflejo de la Sicilia mas anticuada de la que provengo, pese a esto, parece que hemos tomado ciertas confianzas, resulta agradable.

Ha venido a ver la película, no pensaba quedarme, pero ver uno ver uno de mis clásicos favoritos con la mejor definición que la sociedad alta puede dar y con la mejor compañía hace que te pienses dos quedarte.

Rápidamente, y tras una curiosa y divertida proposición la joven sale hacia el interior del cine en dirección a la sala correspondiente. Sonrio, la situación es agradable.

Me acerco a el tenderete en el cual se venden las entradas y compro una entrada. En los cines de los suburbios no suelo pagar, pero aquí, donde mi influencia es menos conocida debo tolerar estos pequeños lujos. Tras comprar la entrada entro en el cine.

Atravieso el vestíbulo y me quito la chaqueta la cual me cuelgo del hombro, quedando así con la camisa con los tirantes y conservando el sombrero. Entro en la sala en la cual echaban la película y busco con la mirada a la joven. Ya que entro a ver la película me gustaría verla con ella.

Desde la fila de abajo observo las butacas hasta que localizo a la joven, y muestro una clara sonrisa. Me acerco a donde ella esta con paso grandioso hasta sentarme a su lado. Dejo la chaqueta en el asiento de al lado y el sombrero.

-En cuanto a tu oferta, diré si.- Digo con caracter alegre.- Me encantaría ver la película contigo Grace, si le agrada mi compañía. Por lo general me suelen gustar las películas de época asi que disfrutaré con la pelicula.-Digo finalizando mi discurso.

Rápidamente dejo de sonreir, se hace muy notable, pues veo subir a Leo y a su chica, hasta ahí todo normal, pero tras ellos suben dos hombres altos y rubios. Para cualquiera serían transeuntes normales, pero para mi era obvio que pertenecían a la mafia rusa; no los conocía personalmente por lo que no eran importantes, lo realmente importante era por que estaban aquí. Debía andarme con cuidado.

Los dos hombres que acababan de entrar llevaban chaqueta y camisa largas, aún así no podían tapar absolutamente todos sus tatuajes; es una costumbre entre los miembros de la mafia rusa cubrirse de tatuajes simbólicos. Su presencia aquí me hace sonpechar, o han venido a por mi, algo raro pues mi estancia aquí es algo improvisado; o han venido por Leo, que es mi protegidoo y por tanto una pieza importante; o siempre queda que hayan venido a ver la película o citarse con un cliente, pero no puedo fiarme en absoluto.

Parece que Grace ha notado en mis facciones mi descontento por la aparición de estos individuos que no presangian nada bueno. La miro y saco una sonrisa un tanto forzada.

-Nada Grace, unos viejos amigos con los que no me gusta encontrarme, no es nada. Gracias por preocuparte.- Digo algo tenso.

De inmediato miro de nuevo a Leo, y con rostro de preocupación. Él me mira, y sabe que quiero algo, y es algo importante. Extiendo la mano y señalo a las dos butacas que estaban justo delante de las nuestras. Leo y su chica se acercan por la fila de abajo y cuando llegan a sus butacas se paran a preguntarme. Con el rabillo de el ojo puedo ver como los rusos suben las escaleras hasta una posición mas alta.

-Carlo, tenemos las butacas allí atrás.- Dice Leo con aire preocupado.

-He dicho que te sientes aquí Leo, es importante. Hazme caso.- Digo con mirada de superioridad de clase.

Leo, caballeroso, hace que su joven novia se siente, y luego lo hace él, pero sin perder el contacto visual conmigo, tratando de comprender por que se sientan allí.

Miro hacia atrás fugazmente y puedo ver a los rusos, estan justo en las butacas en las que yo y Grace, y por tanto Leo y su novia, nos sentamos solo que tres filas por encima. Estan hablando, pero entonces me ven, y dejan de hablar, esto se esta poniendo feo antes de empezar.

Miro a Grace.
-Estoy deseando que empiece la peli. ¿Tu no? Quieres palomitas o algo de beber. Yo invito.- Digo con tono jocoso, tratando de relajar el asunto.

No tenía por que pasar nada, hasta los mafiosos tienen una vida que vivir, pero era muy raro ver a unos aquí en la zona alta, no me gustan las sorpresas. Pero no pensaba irme, no me gustaba que nadie me hiciera irme de ningún sitio, aunque me asustaba Leo, la verdad es que sabía defenderse pero aún era muy joven. Observo a Grace.

Entiendo a Grace, la situación se había vuelto incómoda para mi y seguramente mas para ella, pero no podía entender realmente lo que esto suponía. Le cojo la mano y la miro a los ojos.

-Tranquilízate Grace, no pasa nada, pero si te digo que hagas algo, hazlo, ¿me has entendido? es importante.- Digo rápidamente.

Parece molesta, bastante molesta no es algo que me agrade especialmente, a veces las cosas simplemente se complican y parece que a esta jovencita se lo han dado todo, siempre sin complicaciones, todo perfecto; a veces, surgen baches. La miro de nuevo, parece haber cogido una rabieta de niña. La verdad, la cruda verdad, es que ninguno de los dos estamos disfrutando de la velada, y eso no me gusta, así que decido pornerle punto y final a este misterio. La miro.

-Grace, voy un momento al servicio, tardaré en volver, sige viendo la película.- Digo, y me levanto de mi butaca y cojo mi chaqueta, me quedo sobre la escalera. Miro a los rusos y les hago un gesto con la cabeza. Al instante continúo bajando las escaleras hasta el vestíbulo. Me pongo la chaqueta y meto las manos en los bolsillos, puedo tocar mi Stiletto. Espero a que los rusos llegen.

Quedo frente al mas grande de ellos que parecía ser el mas alto rango y me acerco a él, como para darle un abrazo, y él hace lo mismo. Esto era algo común entre los mafiosos. Nos estrechamos en una abrazo, entonces llevo mi mano al bolsillo de la chaqueta y a través de esta le pincho un poco en el estómago para que sepa lo que tengo en el bolsillo, al mismo tiempo siento otra arma blanca que él lleva en el bolsillo de la chaqueta.

-¿Que haceis aquí? Habeis venido por algo y no me gustan las sorpresas. Hablad o actuad de una vez si esque en Rusia sige quedando algo de honor.- Digo con tono arrogante.

-Jeje, no se el honor que quedará en Rusia, pero no solemos contar nuestros planes privados a cualquiera.- Dice con tono superior, algo imprudente.

-Si me buscais a mi, aquí me teneis, a que estais esperando.- Digo algo acelerado.

-Si fueramos a por ti ya estarías muerto siciliano.- Dice con mucha soberbia.

-Intenta engañarte a ti mismo.- Digo con conclusión.

-Te daré un consejo, cuando acabe la película y suenen los fuegos artificiales en Rusia agacha la cabeza.- Dice con tono jocoso.

Le suelto y el me suelta. Sonríen ambos y se dan la vuelta hacia arriba de nuevo. No tardo, pues voy detrás de ellos con rapidez. Les veo subir las escaleras y sentarse de nuevo en las butacas de antes.

Vuelvo a mi sitio y me siento junto a Grace.

-Ya estoy aquí.- Digo con cierta alegría.

Rápidamente me agacho a la butaca de abajo, en la que esta Leo y le susurro al oído algo en italiano.

-"Cuando este a punto de acabar la película salid del cine, no esperes a los créditos. Haz lo que te digo."- Digo susurrando pero con autoridad. Cuando el padrino de la familia dice que se hace algo se hace.

Continúo viendo la película de el Padrino y a ratos observo a Grace para ver como responde a la situación.